EL CONDUCTOR

El factor humano está presente en el 90% de las causas en un accidente de tráfico. Bien sea por sí solo o en asociación con otros factores. Podemos encontrar por un lado aquellos que, debido a un comportamiento inadecuado, se infringen las normas y señales de circulación. Por otro lado, aquellos que son consecuencia del estado psicofísico.

La participación del ser humano en el tráfico está representada como conductor, peatón y pasajero. En este post nos vamos a centrar en la figura del conductor.

La conducción de un vehículo puede parecer sencilla. Pero requiere de altos niveles de exigencia. La información recibida por el conductor durante la conducción es elevada. Dicha información se recibe mediante estímulos que son recogidos a través de los sentidos (vista y oído, principalmente). Percibidos los estímulos, son valorados por el conductor que, seguidamente, son transformados en decisiones. Estas decisiones, a su vez, dan lugar a las acciones que realizará el conductor sobre los mandos del vehículo.

La capacidad de respuesta del conductor no sólo estará influenciada por la información recibida y de que forma la recibe, sino del tiempo transcurrido en recibir, valorar y transformar la información en decisiones y acciones (tiempo de reacción). Si esta información se recibe de manera abstracta, no se valora adecuadamente o se transforma en decisión de manera tardía, surgirán fallos y errores por lo que puede sobrevenir el accidente.

Por ello, la capacidad del conductor viene determinada por una serie de factores vamos a enumerar:


  • Estado físico. Estar con más o me
    nos aptitudes para la toma de decisiones y reaccionar estará en función del estado físico del conductor. Esto puede estar influenciado por el alcohol, la fatiga, una enfermedad, medicamentos y un largo etc.

  • Estado psíquico. Conducir un vehículo con preocupaciones o estados emocionales determinados, la conducción puede resultar una tarea peligrosa.

  • Conocimiento de la normativa. Con un conocimiento preciso de la las normas y señales de circulación el conductor podrá adoptar un correcto comportamiento a la situación que se encuentre.

  • Nivel de Vigilancia. El exceso de confianza hace que el conductor se relaje y con ello baje su nivel de vigilancia. Es cierto que debe estar continuamente atendiendo a todo lo que le rodea, pero si adaptar su vigilancia a la exigencias del tráfico en cada momento.

  • Competencia técnica. No sólo dependerá de la formación adquirida en la fase de aprendizaje en la obtención del permiso de circulación. También de la experiencia obtenida a través de los kilómetros recorridos, de las situaciones en las que se haya visto involucrado y cómo la haya resuelto y, sobre todo, de los buenos o malos hábitos adquiridos en el transcurso de los años.
Desplazarse con un automóvil de un lado a otro por una vía puede parecer un hecho sencillo y exento de peligro, pero en realidad esconde una multitud de circunstancias de diversa índole que desencadenan un accidente.

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