El Grupo Parlamentario
Popular ha propuesto elevar el límite de velocidad en autopistas y autovías,
desde los 120 km/h actuales hasta los 140 km/h argumentando que este tipo de
vías son seguras.
Quizás tengan razón al
decir que son seguras pero el parque automovilístico es el más viejo de toda
Europa y, lo más relevante de todo, es la mentalidad de los conductores
españoles. Conducimos con estrés, agresividad, sin respeto por el resto de los
vehículos, y sobre todo, sin Educación Vial. Esto es un factor importante a tener
en cuenta, ya que en un 90% de los casos, los accidentes, se deben al factor
Humano. Además hay que añadir un grupo
de personas que tienen más probabilidad de tener un accidente, o incluso
resultar muerto o herido, como son los jóvenes que tienen el mayor índice de
siniestralidad entre el primer y segundo año después de obtener el permiso. Y no
hay que dejar de lado el alcohol y las drogas. El año pasado un 16,9% de los
conductores sometidos aleatoriamente a las pruebas de alcoholemia o drogas
tenían niveles superiores a los permitidos.
A 120 km/h conducir bajo los
efectos del alcohol es una trampa mortal. Hacerlo a 140 km/h es una bomba nuclear,
porque podría afectar al resto de usuarios, que tranquilamente circulan por la
misma vía.
Estamos en España y hay
que pensar que en este país siempre buscamos todos los vacíos legales posibles
para sobrepasar los límites legales sin perjuicio para nosotros. Con esto
quiero decir, que ahora el límite de velocidad esta en 120 km/h pero resulta que
por el margen de error de los aparatos de radar no te sancionan hasta los 132
km/. Si se aumenta el límite de velocidad hasta los 140 km/h se podrá circular hasta los 154 km/h sin ser sancionados, un 28% más
de velocidad que si circulamos a 120 km/h y un 16% más si lo hacemos a 132 (por
eso del margen de error).
Otro factor importante es
el tiempo de reacción: ese tiempo que transcurre desde que el conductor percibe
el obstáculo hasta que ejecuta alguna maniobra evasiva para evitar el
accidente. Ese tiempo en la mayoría de las personas, y en condiciones normales,
se estima que está entre medio segundo y un segundo. Si nos encontramos bajo
los efectos del alcohol ese tiempo aumentará, o sea, tardaremos más en pisar el
freno por poner un ejemplo. O simplemente con un resfriado ese tiempo aumenta.
Imaginemos que el tiempo
de reacción es de 1 segundo, podemos calcular cuál sería la distancia de
reacción en ese segundo: distancia que recorre el vehículo desde que percibimos
el obstáculo hasta que realizamos la maniobra evasiva como dijimos anteriormente.
Para calcular la distancia
de reacción: imaginemos que circulamos a 60 km/h, primero pasamos los km a
metros multiplicando 60 x 1.000= 60.000 metros. Después la hora la pasamos a
segundos multiplicando 60 x 60= 3.600seg
Y por último dividimos los metros por
los segundos 60.000/3.600= 16.66m/seg. Esto quiere decir que el vehículo
recorrería 16,66 metros por ejemplo desde que el conducto ve un vehículo
obstruyendo la circulación en medio de la calzada hasta que acciona el freno
para detener el vehículo.
Pues, ahora vamos a calcular esa distancia para los
120 km/h actuales: 120.000/3.600= 33,33 m/seg Y a 140 km/h: 140.000/3.600=
38,88 m/seg
Algunos podrán decir: “¡solo son 5 metros!” pero en esos 5 metros puede estar la
diferencia entre colisionar con el vehículo que se encuentra en medio de la
calzada o poder detener el vehículo a tiempo para no colisionar. Como dijimos
anteriormente podremos circular a 154 km/h sin ser sancionados, lo cual
representa una distancia de reacción de 42,7 m/seg.
Esto no se acaba aquí. Luego
está la distancia de frenado: distancia que recorre el vehículo desde que se
acciona el freno hasta que se detiene totalmente. Esta distancia varía en
función del estado del sistema de frenos y, muy importante, de los neumáticos. Con
un neumático desgastado la distancia de frenado puede llegar a ser un 30% mayor
que con un neumático nuevo.
Si ahora sumamos la distancia de reacción más
la distancia de frenado obtenemos la distancia de detención: distancia que
recorre el vehículo desde que se observa el obstáculo hasta que se detiene
totalmente.
A pesar de los factores citados anteriormente hay otros muchos más que deberían ser estudiados, como el impacto medioambiental por la emisión de CO2 (a más velocidad más consumo mayor emisión de CO2). Desde mi punto de vista es
totalmente absurdo e hipócrita alardear de la reducción en un 13% de los
accidentes de tráfico en 2011 con respecto a 2010 y que ahora se proponga aumentar el límite de velocidad hasta los 140
km/h. Este aumento podría truncar la
magnífica labor de las diferentes organizaciones, fundaciones y pequeños
colectivos a favor de la Seguridad Vial, entre las que se encuentra la propia DGT.
Empezar la casa por el
tejado deja carencias en los cimientos y, sin unos cimientos sólidos, la
estructura no podrá soportar el peso del tejado. Si queremos aumentar el límite
de velocidad debes crear unos cimientos sólidos en Educación Vial. Empezando en
colegios, institutos e incluso a los que son conductores. Sin esos cimientos la
estructura se derrumbará.
Ante todo está la seguridad, la nuestra y la del
resto de usuarios de vía.
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